Si es que no le dejan ni siquiera comer tranquilo a uno... siempre aparece alguien intentado cogerte tu hueso.
Si no, decídselo a este perro, que nada más ve que enemigos... ¡hasta en su pata trasera!
Pobrecito, el enemigo está más cerca de lo que él cree... menos mal que le salen aliados para su gran cruzada por salvar el hueso, como su amigo Wallace, que le ayuda... ¡desde casa!
Perro furioso (I y II)
31 de mayo de 2006escrito por José Antonio a las 11:57
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