Alimentado (Xavi Gilabert)

25 de diciembre de 2004

ALIMENTADO
Xavi Gilabert (xgilabert@doctormusic.com)


William Hawk empezó a sentir un desasosiego bastante creciente respecto a los alimentos. Nunca había apreciado en demasía el arte culinario pero últimamente sus náuseas iban en aumento. Sabía que tenía alguna especie de enfermedad, física o mental, pero no le preocupaba en exceso, lo encontraba entretenido.

Empezó aborreciendo la carne… las hamburguesas de pollo, los filetes de ternera, el lomo de cerdo. Todo lo relativo al mundo animal quedó vetado, se convirtió en vegetariano por una necesidad existencial. Cada vez que ingería un trozo de carne sentía terribles vahídos, que no provenían de su estómago, sino de su cerebro. Poco a poco terminó odiando el alcohol y cualquier bebida que no fuera el agua. Su círculo de amistades se extrañó de su radical cambio alimenticio, pero él siguió con su estricta metamorfosis. Su delgada constitución se acentuó. Dejó de trabajar y tras gastar su humilde fortuna se fue a vivir a un bosque cerca de la ciudad. Allí pronto descubrió que su cuerpo ya no aceptaba vegetales que hubieran sido manipulados. Empezó a distinguir entre las hierbas que eran comestibles y las que no y lentamente fue acostumbrándose a ingerir nimias cantidades de alimentos.

El pelo de Hawk creció igual que su barba y se convirtió en una especie de ermitaño urbano. Pronto dejó de comer y sólo bebía agua cuando llovía, pero para su sorpresa, mientras dormía bajo el cielo, creyó poder alimentarse de los ruidos que lo envolvían. Escuchaba el rumor del viento golpeando las ramas de los árboles, el chasquido de arbustos tras el paso de gatos y perros salvajes, los sonidos de la tormenta, el canto de los pájaros y un sinfín de melodías escondidas que iba descubriendo día a día. Su delgadez iba en aumento, pero Willliam estaba convencido que tenía la mejor dieta posible, los alimentos puros de la naturaleza, aquellos que no hacen falta ser ingeridos. Convencido de su teoría lo escribió todo en una especie de diario personal.

Cuando encontraron el cadáver de William Hawk, el médico forense, Jack Palance, sólo pudo averiguar la identidad correcta del cuerpo gracias al estudio de la dentadura. Palance había visto casos de muerte por inanición, pero le sorprendió la lucidez con la que había sido escrito el diario que habían encontrado entre los brazos del muerto. Tras estudiar con gran detalle los textos en los que Hawk describía como los sonidos de la naturaleza podían alimentarlo, Palance decidió hacer una exhaustiva segunda autopsia, ya que en la primera pensó que el hombre sólo era un pobre vagamundo más, sin historia ni pasado.

Jack se sorprendió de lo que observó en su segundo examen. Hawk no había muerto por una extrema falta de alimentos, sino por indigestión.

Jack Palance determinó que aunque Hawk pasó por un estado de enorme debilidad, hubo algún elemento que rompió la balanza e hizo que su sistema respondiera como si hubiera sentido una indigestión, aunque científicamente no resultaba factible porque no encontró rastro alguno de alimentos en su interior. El médico quedó fascinado por el caso, precisamente por la imposibilidad de encontrar una razón científica que explicara la muerte. Palance se resistió a creer que era posible nutrirse con los sonidos de la naturaleza.

El forense se desplazó hasta el lugar en el que había sido encontrado el cuerpo sin vida. Releyó las notas de los ruidos que citaba Hawk en el diario, pero apenas pudo apreciar cierto canto alejado de gorriones. Se tumbó sobre el césped e intentó captar el máximo de sonidos y melodías naturales posibles, pero observó rápidamente que sus tímpanos eran urbanos y que no estaban acostumbrados a escuchar elementos sonoros por separado. Sólo oía una amalgama de ruidos sin orden alguno, algo que Hawk describió en su diario como “una melodía de colores dibujada magistralmente por todos los instrumentos que forman parte de la naturaleza”.

Tras un par de meses de desánimo, Palance fue, una vez más, al lugar en el que encontraron el cadáver con un equipo de investigación de contaminación acústica para estudiar con detenimiento todo lo que podría haber escuchado William Hawk. En el equipo había un sismógrafo reciclado por el Ayuntamiento que quiso asistir a la peculiar expedición y que detectó cierta actividad sísmica en la zona. Palance, sorprendido, le preguntó qué era exactamente lo que sucedía. El parque era una fuente de ondas S y P, paso previos a posteriores terremotos, cuya intensidad es variable. En esa zona afectada, los movimientos de tierra eran imperceptibles, pero existentes.

Palance llegó a una compleja deducción. El cuerpo de William Hawk aumentó su sensibilidad hasta el punto de poder captar las ondas de los terremotos. Hawk afirmaba "alimentarse con el canto de los pájaros y el baile estival de las hojas que caen" y tras pensar en ello Jack Palance escribió en la autopsia definitiva:

"William Hawk llegó a alimentarse, de alguna manera que no puedo explicar científicamente, con los sonidos de la naturaleza, su organismo tradujo los sonidos en alimentos, su cuerpo se convirtió en el generador de energía necesaria para su subsistencia. Pero cuando Hawk percibió las ondas S y P previas a los terremotos, no pudo evitar que su sistema se desestabilizara y respondiera mal a tal emisión. Fue un alimento demasiado fuerte que su sistema no pudo asimilar, sufrió una especie de indigestión, no estaba preparado".

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